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jueves, octubre 19, 2006
Especialista de la Universidad de Chile se refiere a la apraxia: "Extranjeros en su tierra"
Especialista de la Universidad de Chile se refiere a la apraxia: "Extranjeros en su tierra"
No es que hayan viajado y se les haya pegado el acento del país que visitaron. Las personas con apraxia del habla -trastorno neurológico- luego de la rehabilitación quedan, temporalmente, sonando como si fueran alemanes avecindados en Chile. O portugueses, españoles o colombianos. Algunos pacientes incluso lo prefieren, porque ese "extranjerismo" les evita tener que explicar que tuvieron un accidente vascular que los llevó a una dificultad comunicacional.
Con el tiempo se supera, eso sí, dice el profesor Rafael González, fonoaudiólogo de la unidad de Neuropsicología del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, quien dirigió el curso "Diagnóstico de los trastornos del habla de origen neurológico", que se realizó en conjunto con la Escuela de Fonoaudiología de la Facultad de Medicina de la Casa de Bello hasta el 14 de octubre de 2006.
En el encuentro, el objetivo fue profundizar en las herramientas que permitan un diagnóstico certero de estos trastornos, lo que conlleve un mejor tratamiento fonoaudiológico. Así, por ejemplo, estudiaron la disartria, que se manifiesta en trastornos neuromusculares en la región oral para articular las palabras, provocando distorsión articulatoria de diferente gravedad. Es decir, la persona tiene claro lo que quiere decir, pero cuando trata de pronunciar las palabras, salen distorsionadas. Su causa es un compromiso en el sistema nervioso central o periférico, como resultado de un accidente cerebro vascular, un traumatismo severo o una enfermedad degenerativa como podría ser la esclerosis lateral amiotrófica, que es progresiva.
La rehabilitación de este trastorno tiene dos vías: reactivar y compensar. La reactivación pasa por un entrenamiento para la musculatura comprometida, "lo cual tiene un techo, se pueden alcanzar importantes avances de manera que la persona pueda comunicarse efectivamente, pero no será total", explica el especialista. Por ello, añade que el segundo camino es el de la compensación, a través de técnicas para mejorar la inteligibilidad, como sistemas de apoyo; por ejemplo, una carpeta en la que el sujeto puede mostrar las letras que conforman la palabra que quiere decir, aumentando la comprensibilidad de lo que se transmite. O, si la persona no puede mover las manos, una "ventana de comunicación", en la que muestra con la mirada las letras de la frase en cuestión. "Estos elementos son de gran ayuda, porque pese a que el paciente se demorará bastante en decir lo que desea, lo va a poder hacer, cosa que le dará una enorme satisfacción, el poder expresar de alguna manera lo que siente o piensa, e interactuar con otros", explica el profesor González.
Paralelamente, la rehabilitación neurológica pretende estabilizar al paciente, detener el avance del daño y los factores de riesgo que pudieran agravar el mal. Las enfermedades degenerativas en su mayoría no tienen cura; por lo tanto, el tratamiento neurológico busca retardar el avance de la patología y provocar un ambiente emocional confiable y seguro, de manera de evitar la depresión y que el paciente se niegue a las terapias. "El trabajo se hace en equipo, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la persona, aunque no se vuelva al estado original de salud, pero sí que pueda reintegrarse al medio familiar, social e incluso al laboral".
Cantar para hablar
Los fonoaudiólogos que asistieron al curso también analizaron la ya mencionada apraxia del habla, trastorno en el que se comprometen los planes motores para realizar cada uno de los movimientos necesarios para producir los sonidos que se articulan. O sea, es como si se le hubiese olvidado hablar, trata pero no le resulta, y después de un esfuerzo logra decir una palabra completa. Se produce por lesiones en el hemisferio izquierdo, en el área de Broca, a veces de la ínsula izquierda, donde están los programas motores. "Mientras más voluntaria es la frase que quieren emitir, más les cuesta. Pero les puede salir de corrido decir 'pásame la sal' en la mesa, porque es automática y casi involuntaria".
Las causales de la apraxia también son los accidentes cerebrovasculares -en el 70% de los casos-; pero, además, los tumores cerebrales, traumatismos y enfermedades degenerativas como degeneraciones corticobasales. Por su origen, es de mejor recuperación que la disartria, porque están comprometidas áreas secundarias, que son más plásticas, por lo que se puede producir una reorganización de las funciones en el cerebro, o que aparezcan nuevas vías para lograr los objetivos.
Una de las terapias usadas en su rehabilitación, además de la reactivación y la compensación, es introducir melodías para entonar: el fonoaudiólogo tiene que inventar una canción -esto es importante, no puede ser un tema conocido- para que la persona diga, por ejemplo, "hospital". Por ello, no sirve que el paciente trate de cantar "Si vas para Chile", sino que la música se usa para ayudar a articular frases funcionales, como "tengo hambre". Una vez que ya lo puede decir, se retira la melodía, y ahí es cuando el sujeto puede quedar, por un tiempo, con acento extranjero como alteración de la prosodia, comprometiendo la naturalidad del habla, pero continuando con la ejercitación, esto se supera.
Fuente: Universidad de Chile
Fuente:
http://www.universia.cl
No es que hayan viajado y se les haya pegado el acento del país que visitaron. Las personas con apraxia del habla -trastorno neurológico- luego de la rehabilitación quedan, temporalmente, sonando como si fueran alemanes avecindados en Chile. O portugueses, españoles o colombianos. Algunos pacientes incluso lo prefieren, porque ese "extranjerismo" les evita tener que explicar que tuvieron un accidente vascular que los llevó a una dificultad comunicacional.
Con el tiempo se supera, eso sí, dice el profesor Rafael González, fonoaudiólogo de la unidad de Neuropsicología del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, quien dirigió el curso "Diagnóstico de los trastornos del habla de origen neurológico", que se realizó en conjunto con la Escuela de Fonoaudiología de la Facultad de Medicina de la Casa de Bello hasta el 14 de octubre de 2006.
En el encuentro, el objetivo fue profundizar en las herramientas que permitan un diagnóstico certero de estos trastornos, lo que conlleve un mejor tratamiento fonoaudiológico. Así, por ejemplo, estudiaron la disartria, que se manifiesta en trastornos neuromusculares en la región oral para articular las palabras, provocando distorsión articulatoria de diferente gravedad. Es decir, la persona tiene claro lo que quiere decir, pero cuando trata de pronunciar las palabras, salen distorsionadas. Su causa es un compromiso en el sistema nervioso central o periférico, como resultado de un accidente cerebro vascular, un traumatismo severo o una enfermedad degenerativa como podría ser la esclerosis lateral amiotrófica, que es progresiva.
La rehabilitación de este trastorno tiene dos vías: reactivar y compensar. La reactivación pasa por un entrenamiento para la musculatura comprometida, "lo cual tiene un techo, se pueden alcanzar importantes avances de manera que la persona pueda comunicarse efectivamente, pero no será total", explica el especialista. Por ello, añade que el segundo camino es el de la compensación, a través de técnicas para mejorar la inteligibilidad, como sistemas de apoyo; por ejemplo, una carpeta en la que el sujeto puede mostrar las letras que conforman la palabra que quiere decir, aumentando la comprensibilidad de lo que se transmite. O, si la persona no puede mover las manos, una "ventana de comunicación", en la que muestra con la mirada las letras de la frase en cuestión. "Estos elementos son de gran ayuda, porque pese a que el paciente se demorará bastante en decir lo que desea, lo va a poder hacer, cosa que le dará una enorme satisfacción, el poder expresar de alguna manera lo que siente o piensa, e interactuar con otros", explica el profesor González.
Paralelamente, la rehabilitación neurológica pretende estabilizar al paciente, detener el avance del daño y los factores de riesgo que pudieran agravar el mal. Las enfermedades degenerativas en su mayoría no tienen cura; por lo tanto, el tratamiento neurológico busca retardar el avance de la patología y provocar un ambiente emocional confiable y seguro, de manera de evitar la depresión y que el paciente se niegue a las terapias. "El trabajo se hace en equipo, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la persona, aunque no se vuelva al estado original de salud, pero sí que pueda reintegrarse al medio familiar, social e incluso al laboral".
Cantar para hablar
Los fonoaudiólogos que asistieron al curso también analizaron la ya mencionada apraxia del habla, trastorno en el que se comprometen los planes motores para realizar cada uno de los movimientos necesarios para producir los sonidos que se articulan. O sea, es como si se le hubiese olvidado hablar, trata pero no le resulta, y después de un esfuerzo logra decir una palabra completa. Se produce por lesiones en el hemisferio izquierdo, en el área de Broca, a veces de la ínsula izquierda, donde están los programas motores. "Mientras más voluntaria es la frase que quieren emitir, más les cuesta. Pero les puede salir de corrido decir 'pásame la sal' en la mesa, porque es automática y casi involuntaria".
Las causales de la apraxia también son los accidentes cerebrovasculares -en el 70% de los casos-; pero, además, los tumores cerebrales, traumatismos y enfermedades degenerativas como degeneraciones corticobasales. Por su origen, es de mejor recuperación que la disartria, porque están comprometidas áreas secundarias, que son más plásticas, por lo que se puede producir una reorganización de las funciones en el cerebro, o que aparezcan nuevas vías para lograr los objetivos.
Una de las terapias usadas en su rehabilitación, además de la reactivación y la compensación, es introducir melodías para entonar: el fonoaudiólogo tiene que inventar una canción -esto es importante, no puede ser un tema conocido- para que la persona diga, por ejemplo, "hospital". Por ello, no sirve que el paciente trate de cantar "Si vas para Chile", sino que la música se usa para ayudar a articular frases funcionales, como "tengo hambre". Una vez que ya lo puede decir, se retira la melodía, y ahí es cuando el sujeto puede quedar, por un tiempo, con acento extranjero como alteración de la prosodia, comprometiendo la naturalidad del habla, pero continuando con la ejercitación, esto se supera.
Fuente: Universidad de Chile
Fuente:
http://www.universia.cl