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lunes, enero 08, 2007
El futuro puesto bajo el microscopio
LA MIRADA DE CUATRO CIENTIFICOS ARGENTINOS GANADORES DEL PREMIO HOUSSAY
El futuro puesto bajo el microscopio
Valoran la pasión de sus colegas. Y para 2007, reclaman una política de Estado.
Valeria Román
vroman@clarin.com
Sienten que están en un país con colegas y estudiantes enamorados de la ciencia. Que tienen una deuda con e l sistema que los educó. Y que están para formar a más científicos y ayudar al desarrollo social y económico. Así piensan los ganadores del prestigioso premio Bernardo Houssay a la Investigación científica y tecnológica 2006.
El galardón reconoce anualmente a los mejores investigadores en ciencias sociales y humanidades, ciencias exactas y naturales, ciencias biológicas y de la salud, tecnología, ciencias agrarias, de ingeniería y materiales. Lo entrega la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.
"Lo que más valoro de la ciencia argentina es que siento que mis pares viven enamorados por desarrollarla. Además, tenemos estudiantes muy motivados. En países desarrollados, como Estados Unidos, eso no siempre pasa. Los estudiantes sólo toman a la ciencia como un trabajo. Aquí, hay más pasión", dijo a Clarín Osvaldo Uchitel, director del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias del Conicet y uno de los 12 ganadores.
Uchitel se dedica a conocer cómo se comunican las neuronas y a estudiar la esclerosis lateral amiotrófica y la migraña.
En tanto, Fabiana Drincovich, que es investigadora del Conicet y de la Universidad Nacional de Rosario, sabe que ganaría más dinero si trabajase en el exterior, pero se queda aquí porque quiere retribuir todo lo que Argentina le brindó para su formación. Hasta ahora, para Drincovich, que tiene 40 años, lo más difícil fue conseguir subsidios, equipamientos y lugar de trabajo. Ella se dedica a explicar por qué algunas plantas son más eficientes que otras al hacer la fotosíntesis.
"Investigar en la Argentina vale mucho, principalmente porque uno siente que lo producido puede llegar a su sociedad. Afuera, siempre te sentís un extraño", comentó Adrián Cisilino, 39 años, quien trabaja en mecánica computacional de la Universidad Nacional de Mar del Plata y del Conicet. Para este investigador, lo más costoso en su carrera fue "tener proyectos a largos plazos, en e l marco de un sistema científico bastante imprevisible".
Algo similar planteó Galo Soler Illia, de 36 años y químico de la Comisión Nacional de Energía Atómica, que trabaja en nanotecnología: "Que haya una política científica sostenida. Y que tengan confianza en los investigadores jóvenes. Sabemos cómo usar el dinero para investigar bien". Una de las científicas que desarrolló fermentos para yogures y otros productos lácteos con patentes del Conicet, Graciela Font de Valdez, de la Universidad Nacional de Tucumán, contó que lo mejor que le pasó es "formar continuadores".
Los otros ganadores de los Houssay 2006 (reconocen investigadores consolidados, trayectorias y a jóvenes) son Noemí Zaritzky, Ernesto Calvo, Héctor Torres, Roberto Arturo Rossi, María Teresa Sirvent, Ana Fernández Garay y Alejandro Grimson. Para el futuro, cada científico tiene sus deseos. Uchitel quiere "que haya una recomposición salarial y más laboratorios". Drincovich espera "más inversión para equipar laboratorios y conseguir insumos". Cisilino quiere "que la política científica y tecnológica sea una política de Estado". Y Galo Soler Illia tiene este sueño: "Que el país sienta que los científicos podemos aportarle mucho".
Fuente:
http://www.clarin.com
El futuro puesto bajo el microscopio
Valoran la pasión de sus colegas. Y para 2007, reclaman una política de Estado.
Valeria Román
vroman@clarin.com
Sienten que están en un país con colegas y estudiantes enamorados de la ciencia. Que tienen una deuda con e l sistema que los educó. Y que están para formar a más científicos y ayudar al desarrollo social y económico. Así piensan los ganadores del prestigioso premio Bernardo Houssay a la Investigación científica y tecnológica 2006.
El galardón reconoce anualmente a los mejores investigadores en ciencias sociales y humanidades, ciencias exactas y naturales, ciencias biológicas y de la salud, tecnología, ciencias agrarias, de ingeniería y materiales. Lo entrega la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.
"Lo que más valoro de la ciencia argentina es que siento que mis pares viven enamorados por desarrollarla. Además, tenemos estudiantes muy motivados. En países desarrollados, como Estados Unidos, eso no siempre pasa. Los estudiantes sólo toman a la ciencia como un trabajo. Aquí, hay más pasión", dijo a Clarín Osvaldo Uchitel, director del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias del Conicet y uno de los 12 ganadores.
Uchitel se dedica a conocer cómo se comunican las neuronas y a estudiar la esclerosis lateral amiotrófica y la migraña.
En tanto, Fabiana Drincovich, que es investigadora del Conicet y de la Universidad Nacional de Rosario, sabe que ganaría más dinero si trabajase en el exterior, pero se queda aquí porque quiere retribuir todo lo que Argentina le brindó para su formación. Hasta ahora, para Drincovich, que tiene 40 años, lo más difícil fue conseguir subsidios, equipamientos y lugar de trabajo. Ella se dedica a explicar por qué algunas plantas son más eficientes que otras al hacer la fotosíntesis.
"Investigar en la Argentina vale mucho, principalmente porque uno siente que lo producido puede llegar a su sociedad. Afuera, siempre te sentís un extraño", comentó Adrián Cisilino, 39 años, quien trabaja en mecánica computacional de la Universidad Nacional de Mar del Plata y del Conicet. Para este investigador, lo más costoso en su carrera fue "tener proyectos a largos plazos, en e l marco de un sistema científico bastante imprevisible".
Algo similar planteó Galo Soler Illia, de 36 años y químico de la Comisión Nacional de Energía Atómica, que trabaja en nanotecnología: "Que haya una política científica sostenida. Y que tengan confianza en los investigadores jóvenes. Sabemos cómo usar el dinero para investigar bien". Una de las científicas que desarrolló fermentos para yogures y otros productos lácteos con patentes del Conicet, Graciela Font de Valdez, de la Universidad Nacional de Tucumán, contó que lo mejor que le pasó es "formar continuadores".
Los otros ganadores de los Houssay 2006 (reconocen investigadores consolidados, trayectorias y a jóvenes) son Noemí Zaritzky, Ernesto Calvo, Héctor Torres, Roberto Arturo Rossi, María Teresa Sirvent, Ana Fernández Garay y Alejandro Grimson. Para el futuro, cada científico tiene sus deseos. Uchitel quiere "que haya una recomposición salarial y más laboratorios". Drincovich espera "más inversión para equipar laboratorios y conseguir insumos". Cisilino quiere "que la política científica y tecnológica sea una política de Estado". Y Galo Soler Illia tiene este sueño: "Que el país sienta que los científicos podemos aportarle mucho".
Fuente:
http://www.clarin.com