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martes, junio 19, 2007
¿Por qué las células madre para la ELA?. Por Martín Amaral
¿Por qué las células madre para la ELA?. Por Martín Amaral
¿Por qué las células madre para la ELA?
1.- Porque es una enfermedad “huérfana”, es decir sin tratamientos médicos
que ofrezcan esperanzas; el Rilutek o Rilusol ofrece magros o nulos
resultados.
2.- Esa misma condición la hace temiblemente incapacitante y hunde a quien
la padece y a su familia en un tobogán sin esperanza.
Por ello, la ciencia médica debe esforzarse por sacudirse esta tiranía de
las circunstancias, esta carencia de horizontes y atreverse a ensayar
alternativas. Hay un fuerte componente humanitario en este llamado: somos
miles de seres humanos que la padecemos. Buscar remediar el dolor humano ha
sido justo el aliento que ha llevado al desarrollo científico. Sobre las
consideraciones mercantiles (el de los grandes laboratorios farmacéuticos)
debe prevalecer el valor de la persona humana.
3.- Las fronteras del conocimiento científico se han vuelto cada vez más
movibles en los últimos años. Buena parte de lo que apenas ayer eran
verdades han cambiado y cambiará cada vez más vertiginosamente.
Una de las fronteras actuales (junto con la genética) es el prometedor campo
de las células madres. Su uso regenerador está siendo validado cada día más:
se ha pasado de las anécdotas a la certidumbre: tejidos, huesos, y órganos
se ven beneficiados o “curados”: en México se comenzará a usar masivamente
células madre en pacientes con graves afecciones cardiacas.
4.- Para enfermedades neurodegenerativas, en particular para la ELA, su
aplicación está aún a prueba, pero hay centros médicos que están siguiendo
protocolos cuidados: la Universidad Miguel Hernández en España y Tecnológico
de Monterrey en México, por nombrar dos casos.
Se están probando y afinando procedimientos pero en un arco temporal todavía
muy corto y cercano (al equipo médico mexicano le llevó casi veinte años
comprobar la técnica para el corazón), por lo que es indispensable que se
continúen, amplíen y multipliquen los estudios que para la ELA apenas llegan
a un lustro.
Me queda claro que el trasplante de células madre si bien hasta ahora no
“curan” la ELA, en mi caso particular ha sido un paliativo innegable: tengo
dos trasplantes, uno en médula (motoneurona inferior) y uno en lóbulo
frontal (motoneurona superior) que han menguado la ferocidad y logrado leves
mejorías.
Es verdad que las intervenciones han sido caras pues han sido en centros
privados, pero si contabilizó el Rilutek que no he comprado y que en México
cuesta de 800 a mil dólares mensuales, su costo anual sería cercano al
costo de una operación
¿Por qué las células madre para la ELA? Simplemente porque no hay ninguna
otra luz de esperanza, porque entre atreverse a buscar (una, dos, tres
veces) en los trasplantes y resignarse a marchitarme y deteriorarme,
esperando nomás la hora final, no hay duda: buscare, persistiré.
Porque acaso las células madre (en estas técnicas tentativas, aproximativas)
nos den el tiempo, las horas, las semanas, los meses, los años, para que se
dé con la cura definitiva que, no tengo duda, habrá de encontrarse en fechas
cercanas.
Tiempo, le pido tiempo a Dios, para estar en condiciones físicas para
asistir y beneficiarme de ello. Luz, más luz para la ciencia, pido también.
Con fe y esperanza
Martín Amaral
Culiacán, Sinaloa; México
¿Por qué las células madre para la ELA?
1.- Porque es una enfermedad “huérfana”, es decir sin tratamientos médicos
que ofrezcan esperanzas; el Rilutek o Rilusol ofrece magros o nulos
resultados.
2.- Esa misma condición la hace temiblemente incapacitante y hunde a quien
la padece y a su familia en un tobogán sin esperanza.
Por ello, la ciencia médica debe esforzarse por sacudirse esta tiranía de
las circunstancias, esta carencia de horizontes y atreverse a ensayar
alternativas. Hay un fuerte componente humanitario en este llamado: somos
miles de seres humanos que la padecemos. Buscar remediar el dolor humano ha
sido justo el aliento que ha llevado al desarrollo científico. Sobre las
consideraciones mercantiles (el de los grandes laboratorios farmacéuticos)
debe prevalecer el valor de la persona humana.
3.- Las fronteras del conocimiento científico se han vuelto cada vez más
movibles en los últimos años. Buena parte de lo que apenas ayer eran
verdades han cambiado y cambiará cada vez más vertiginosamente.
Una de las fronteras actuales (junto con la genética) es el prometedor campo
de las células madres. Su uso regenerador está siendo validado cada día más:
se ha pasado de las anécdotas a la certidumbre: tejidos, huesos, y órganos
se ven beneficiados o “curados”: en México se comenzará a usar masivamente
células madre en pacientes con graves afecciones cardiacas.
4.- Para enfermedades neurodegenerativas, en particular para la ELA, su
aplicación está aún a prueba, pero hay centros médicos que están siguiendo
protocolos cuidados: la Universidad Miguel Hernández en España y Tecnológico
de Monterrey en México, por nombrar dos casos.
Se están probando y afinando procedimientos pero en un arco temporal todavía
muy corto y cercano (al equipo médico mexicano le llevó casi veinte años
comprobar la técnica para el corazón), por lo que es indispensable que se
continúen, amplíen y multipliquen los estudios que para la ELA apenas llegan
a un lustro.
Me queda claro que el trasplante de células madre si bien hasta ahora no
“curan” la ELA, en mi caso particular ha sido un paliativo innegable: tengo
dos trasplantes, uno en médula (motoneurona inferior) y uno en lóbulo
frontal (motoneurona superior) que han menguado la ferocidad y logrado leves
mejorías.
Es verdad que las intervenciones han sido caras pues han sido en centros
privados, pero si contabilizó el Rilutek que no he comprado y que en México
cuesta de 800 a mil dólares mensuales, su costo anual sería cercano al
costo de una operación
¿Por qué las células madre para la ELA? Simplemente porque no hay ninguna
otra luz de esperanza, porque entre atreverse a buscar (una, dos, tres
veces) en los trasplantes y resignarse a marchitarme y deteriorarme,
esperando nomás la hora final, no hay duda: buscare, persistiré.
Porque acaso las células madre (en estas técnicas tentativas, aproximativas)
nos den el tiempo, las horas, las semanas, los meses, los años, para que se
dé con la cura definitiva que, no tengo duda, habrá de encontrarse en fechas
cercanas.
Tiempo, le pido tiempo a Dios, para estar en condiciones físicas para
asistir y beneficiarme de ello. Luz, más luz para la ciencia, pido también.
Con fe y esperanza
Martín Amaral
Culiacán, Sinaloa; México
Comments:
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hola martín, recientemente acabo de estar en monterrey, precisamente con el mismo equipo que te transplantó celulas madre a tí, también me las transplanto a mi, y efectivamente, ha sido sorprendente el cambio que ha operado en mi vida a escasos 10 días de haberse hecho el transplante de celulas madre en la neurona motora superior, te puedo decír que al dia siguiente día 12 de junio del 2007 al ser dada de alta, mi lengua comenzo a destrabarse, de no poder hablar, comence a tener mas claridad en mi hablar, casi han desaparecido las fasciculaciones de mi cuerpo, puedo mover las piernas y manos con mas soltura, ahora ya puedo darme por si sola vuelta en la cama, cosa que ya no hacía y en fin un sinnumero de cosas mas que por leves que sean al remitir o ceder la enfermedad, comienzo a tener un nuevo horizonte en mi vida, tu ejemplo y tus comentarios, nos dan fuerza para vivir. mi correo electronico es marconn@hotmail.com y mi nombre es graciela conn arrieta de marquez. el nombre de mi esposo es manuel marquez campos, vivimos en Cd. Delicias, Mexico
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