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jueves, octubre 23, 2008
Un candidato terapéutico lleva un poco de optimismo a la ELA
La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) tiene una supervivencia media de tres a cuatro años y ningún tratamiento curativo. Pocas satisfacciones puede dar al neurólogo, por lo que cualquier pequeño paso en el ámbito de la clínica siempre es bienvenido.
22/10/2008
Hasta ahora, el único tratamiento que ha mostrado cierta eficacia, traducida en un retraso en la progresión de la enfermedad, es el riluzol, un antagonista de los receptores NMDA del ácido glutámico descubierto a mediados de la década de 1990, y cuyo efecto es muy moderado. A pesar de que se desconoce el origen de la patología, hay indicios que apuntan a la implicación en el proceso patogénico del mecanismo de excitotoxidad, por el que un exceso de ácido glutámico en la sinapsis pondría en marcha procesos degenerativos internos de la neurona.
De ahí que otro de los fármacos que más expectativas está creando como candidato para el tratamiento, el talampanel, se dirija también hacia el antagonismo de los receptores del ácido glutámico de las neuronas, en concreto, de los receptores AMPA, muy frecuentes en las motoneuronas.
En un ensayo preliminar realizado con talampanel se constató que los pacientes tratados experimentaban un retraso en el avance de la enfermedad. Sin embargo, el estudio, planteado para determinar su seguridad no tenía el número de pacientes suficiente para determinar con certeza su efectividad, por lo que se hizo necesario otro más definitivo, como el que se acaba de iniciar en el Hospital Carlos III de Madrid. El Servicio de Neurología del centro, dirigido por Jesús Mora y donde se integra la Unidad de ELA, es pionero en el tratamiento multidisciplinar de la enfermedad y ha sido el único que ha dirigido ensayos clínicos sobre ELA en España. Ahora participa en la fase II/III de este nuevo estudio multicéntrico internacional en el que se incluirán 540 pacientes de 24 centros europeos y americanos. El ensayo probará a lo largo de doce meses dos dosis de talampanel contra placebo y se calcula que los primeros resultados estarán en dos años.
Con toda la cautela que le dan los más de veinticinco años de experiencia en el manejo multidisciplinar de la ELA, Mora inicia con optimismo este nuevo ensayo clínico.
Sobre la etiología de la enfermedad, el neurólogo recuerda que es probable que influyan diversos factores genéticos y ambientales: "Cada día se liberan miles de nuevos compuestos químicos en nuestro entorno. Son sustancias que han sido probadas en animales para determinar su toxicidad aguda y que resultan inocuas para la mayoría de personas, pero puede haber personas con peculiaridades genéticas que les impidan metabolizar correctamente algunos compuestos que resulten tóxicos para las motoneuronas, y ahí arranque el mal funcionamiento celular".
Junto a esta hipótesis, Mora destaca otra por la que se sospecha que la ELA sea una enfermedad del sistema nervioso más generalizada. "Es posible que empiece en las motoneuronas porque son las células más grandes del organismo, exceptuando al óvulo, y por tanto, su requerimiento energético es muy elevado. Si la patología se desarrolla a partir de una interferencia con el metabolismo energético sería lógico que la primera célula afectada fuera la neurona. Se está constatando ahora la presencia de agregados proteicos tóxicos en otras células del sistema nervioso central; además, un significativo número de pacientes tienen alteraciones cognitivas de tipo frontal y un 5 por ciento desarrollan demencia frontotemporal. En pacientes y en familias con este tipo de demencia también puede¡n aparecer cuadros de ELA".
En el fondo este tipo de datos parecen sugerir que la ELA pueda ser más que una enfermedad única, y que en realidad podría constituir un cajón de sastre de patogenias variadas con un final común, el colapso motoneuronal.
Sin descuidar la asistencia
De ahí que otro de los fármacos que más expectativas está creando como candidato para el tratamiento, el talampanel, se dirija también hacia el antagonismo de los receptores del ácido glutámico de las neuronas, en concreto, de los receptores AMPA, muy frecuentes en las motoneuronas.
En un ensayo preliminar realizado con talampanel se constató que los pacientes tratados experimentaban un retraso en el avance de la enfermedad. Sin embargo, el estudio, planteado para determinar su seguridad no tenía el número de pacientes suficiente para determinar con certeza su efectividad, por lo que se hizo necesario otro más definitivo, como el que se acaba de iniciar en el Hospital Carlos III de Madrid. El Servicio de Neurología del centro, dirigido por Jesús Mora y donde se integra la Unidad de ELA, es pionero en el tratamiento multidisciplinar de la enfermedad y ha sido el único que ha dirigido ensayos clínicos sobre ELA en España. Ahora participa en la fase II/III de este nuevo estudio multicéntrico internacional en el que se incluirán 540 pacientes de 24 centros europeos y americanos. El ensayo probará a lo largo de doce meses dos dosis de talampanel contra placebo y se calcula que los primeros resultados estarán en dos años.
Con toda la cautela que le dan los más de veinticinco años de experiencia en el manejo multidisciplinar de la ELA, Mora inicia con optimismo este nuevo ensayo clínico.
Sobre la etiología de la enfermedad, el neurólogo recuerda que es probable que influyan diversos factores genéticos y ambientales: "Cada día se liberan miles de nuevos compuestos químicos en nuestro entorno. Son sustancias que han sido probadas en animales para determinar su toxicidad aguda y que resultan inocuas para la mayoría de personas, pero puede haber personas con peculiaridades genéticas que les impidan metabolizar correctamente algunos compuestos que resulten tóxicos para las motoneuronas, y ahí arranque el mal funcionamiento celular".
Junto a esta hipótesis, Mora destaca otra por la que se sospecha que la ELA sea una enfermedad del sistema nervioso más generalizada. "Es posible que empiece en las motoneuronas porque son las células más grandes del organismo, exceptuando al óvulo, y por tanto, su requerimiento energético es muy elevado. Si la patología se desarrolla a partir de una interferencia con el metabolismo energético sería lógico que la primera célula afectada fuera la neurona. Se está constatando ahora la presencia de agregados proteicos tóxicos en otras células del sistema nervioso central; además, un significativo número de pacientes tienen alteraciones cognitivas de tipo frontal y un 5 por ciento desarrollan demencia frontotemporal. En pacientes y en familias con este tipo de demencia también puede¡n aparecer cuadros de ELA".
En el fondo este tipo de datos parecen sugerir que la ELA pueda ser más que una enfermedad única, y que en realidad podría constituir un cajón de sastre de patogenias variadas con un final común, el colapso motoneuronal.
Sin descuidar la asistencia
La ELA ha irrumpido en la liga italiana de fútbol, con varios de sus deportistas afectados; entre las posibles causas, se estudia la contaminación con cianobacterias productoras de una neurotoxina que afectaría a individuos genéticamente susceptibles. Precisamente en Italia se ha hecho un ensayo con litio, con resultados positivos pero criticado por su metodología poco rigurosa, y que ha tenido que repetirse. También controvertidos han sido algunos estudios con células madre, donde se plantean problemas no resueltos, como el acceso de las células transferidas a las extensas zonas afectadas y la diferenciación a la célula primariamente dañada.
Las grandes expectativas de los pacientes sobre esta terapia, estudiada seriamente en centros reconocidos, ha hecho que florezcan negocios sin control científico en países como China y alguno europeo. Mora aconseja informarse bien. Y en el presente, el abordaje multidisciplinar, con fisioterapia, atención respiratoria y nutricional, logopedia, gastrostomía endoscópica y asistencia ventilatoria mecánica con BiPAP, si se precisa, sin olvidar el apoyo psicológico, suponen una mejora de la calidad de vida e incluso de la supervivencia del paciente.