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viernes, noviembre 17, 2006
Estudian en la UNAM, mecanismos de la muerte neuronal
La esclerosis lateral amiotrófica podría deberse a la hiperfunción del ácido glutámico en las sinapsis de la médula espinal, dijo Ricardo Tapia, investigador emérito del IFC.
México, DF.– La muerte neuronal producida por la enfermedad neurodegenerativa conocida como esclerosis lateral amiotrófica (ELA) –que genera parálisis en los pacientes–, puede deberse a un exceso de la función excitadora del ácido glutámico en las sinapsis, sitio de comunicación entre las neuronas, señalaron científicos del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la UNAM.
Así lo informó Ricardo Tapia, investigador emérito del IFC, quien agregó que la aportación ha sido de tal importancia, que luego de ser publicada en la prestigiada revista Experimental Neurology, los editores de la misma solicitaron a expertos del King’s College, de Londres, Inglaterra, y del Instituto Mario Negri, de Milán, Italia, un comentario al trabajo de los universitarios, que apareció posteriormente en el mismo medio.
El investigador emérito, quien realizó esta labor con su estudiante de doctorado Luis Tovar y Romo, explicó que en todas las enfermedades neurodegenerativas mueren neuronas, pero en cada una de ellas degeneran diferentes grupos celulares localizados en distintas regiones del sistema nervioso central.
En la ELA mueren las neuronas motoras, encargadas de mover los músculos, ubicadas en la médula espinal. Por ello los pacientes sufren de parálisis.
A pesar de que la ELA no es un mal frecuente (2-5 casos por cada 100 mil personas), puede afectar desde la juventud, entre los 25 y 35 años, y “es tremendamente incapacitante, porque lleva a la parálisis progresiva de todos los músculos del cuerpo hasta causar la muerte por problemas respiratorios, generalmente a los 3-6 años después de los primeros síntomas”.
Hasta ahora, abundó, no existe ningún tratamiento efectivo, ni se sabe cómo prevenir este padecimiento. La razón es que no se conocen los mecanismos de la muerte neuronal, ni mucho menos por qué se afectan casi exclusivamente las neuronas motoras y no otras.
El sitio donde cada una de las neuronas se comunica con otra es la sinapsis, mediante la liberación de sustancias químicas llamadas neurotransmisores, los cuales actúan sobre la siguiente neurona para excitarla o inhibirla.
Uno de ellos, el ácido glutámico, es un neurotransmisor excitador y tiene funciones relacionadas con las etapas iniciales del desarrollo del cerebro y con la memoria y el aprendizaje. Sin embargo, refirió, cuando aumenta su acción y sobreexcita a las neuronas, produce epilepsia y neurodegeneración.
Éste es precisamente uno de los mecanismos que se han propuesto para explicar la degeneración de las motoneuronas en la ELA: el ácido glutámico aumenta anormalmente su actividad como neurotransmisor.
Si esta sobreactividad se prolonga, produce la muerte neuronal. De ese modo, dijo, la toxicidad por exceso de excitación parece ser la causa de la ELA. Una de las hipótesis que se han postulado para explicar este incremento en la función del ácido glutámico es una deficiencia en su eliminación de la sinapsis por defecto en las moléculas “transportadoras”, localizadas en otras células del sistema nervioso llamadas gliales.
Sin embargo, expuso, “nosotros logramos bloquear este transporte del ácido glutámico en la médula espinal mediante drogas y demostramos que esto no daña a las neuronas ni produce parálisis”, contradiciendo así esta posibilidad.
En ese mismo trabajo, realizado con otro de sus estudiantes de doctorado, Juan Carlos Corona, el ganador del Premio Nacional de Ciencias ha comprobado que al administrar directamente en la médula espinal de la rata drogas que actúan como el ácido glutámico, se produce parálisis que correlaciona con la destrucción de las neuronas motoras, demostrada por análisis histológicos.
Por otra parte, detalló Ricardo Tapia, resulta que menos de 10 por ciento de los casos de esclerosis lateral amiotrófica tiene origen genético. Se sabe cuál es el gene alterado en estos casos, por lo que en otros laboratorios del mundo se han producido ratones transgénicos con esta mutación genética, los cuales sufren parálisis parecida a la de los humanos con ELA.
“Estudiamos si estos animales transgénicos eran más sensibles que los normales al bloqueo del transportador del ácido glutámico en la corteza cerebral, otra región afectada en la ELA, y demostramos que, al igual que en las ratas, este bloqueo no produjo daño alguno a las neuronas”.
Este fue el trabajo comentado por los investigadores ingleses e italianos. Asimismo, en otro de sus artículos, publicado con Xóchitl Ayala en el European Journal of Neuroscience, Ricardo Tapia demostró que cuando hay sobreactivación de los receptores al ácido glutámico en el hipocampo, una región cerebral involucrada en la memoria, se presenta rápidamente epilepsia, seguida de muerte neuronal que ocurre tardíamente, hasta tres horas después.
Si se bloquea la sobreactivación por ácido glutámico dentro de ese período, se protege a las neuronas contra la muerte, a pesar de estar “epilépticas”.
Esto indica que el daño neuronal es consecuencia de cambios bioquímicos, reacciones de oxidación y rompimiento de moléculas, que toman tiempo, por lo que “si logramos detectar que hay una sobreexcitación de las neuronas tendríamos un lapso para actuar y evitar su pérdida”, apuntó.
Esto resulta interesante en otro tipo de daño, como el producido por la embolia cerebral cuando un coágulo tapa una arteria; en estos casos las neuronas tardan en morir de dos a tres horas, lo que parece depender de los mismos mecanismos de sobreexcitación por el ácido glutámico.
Por último, el científico afirmó que es imposible diseñar tratamientos para las enfermedades neurodegenerativas si no se conocen los mecanismos de la muerte neuronal con exactitud.
“En eso consiste la ciencia básica, la que se hace en nuestra Universidad. Por eso, y porque así se forman los nuevos doctores, debe apoyarse la investigación y la docencia”, concluyó.
milenio.com